El poder ya no usa toga - Resumen semanal de las actividades de Claudia Sheinbaum

 




"Una presidencia de terreno, no de escritorio"

Por momentos, Claudia Sheinbaum parece no querer soltar el bastón de mando heredado por López Obrador, pero a diferencia del tabasqueño, ella se ha lanzado a caminar los rincones del país con una narrativa más técnica, más institucional y, sí, también más humana.

Esta semana, el recorrido presidencial pasó por tres zonas clave del norte del país: Coahuila, Chihuahua y Baja California Sur. Cada parada contó una historia distinta, pero todas comparten una línea común: justicia social, obra pública y un Estado que busca retomar el papel de garante del bienestar.

Pasta de Conchos: la deuda que no caduca

Diecinueve años después, la tragedia sigue viva. Y en San Juan de Sabinas, Sheinbaum volvió a tocar la herida con respeto, pero sin esquivarla. El rescate de los cuerpos de los mineros no solo es una promesa política, es un acto de humanidad. Ya son 21 los localizados, 13 entregados a sus familias. Y el compromiso presidencial es claro: "No nos vamos hasta encontrar a los 63".

La frase puede parecer solemne, pero lleva peso. Porque con cada visita y con cada avance en las galerías de la mina, lo simbólico se vuelve tangible. El rescate es también un mensaje: aquí nadie queda en el olvido.

Salud: hospitales de concreto y voluntad

En Torreón y Los Cabos se abrieron dos infraestructuras que rompen con una tendencia de décadas: la privatización silenciosa del sistema de salud. El ISSSTE de Torreón, con 350 camas y atención regional. El IMSS en Los Cabos, uno de los más grandes del país. Pero más allá del cemento, la narrativa cambia cuando la presidenta afirma que los 16 mil millones recuperados de la Suprema Corte irán directo al ISSSTE.

Aquí no hay poesía política, hay una toma de posición: lo público debe dejar de ser sinónimo de abandono. Martí Batres habló de programas concretos, beneficios tangibles. Y en tiempos de escepticismo, eso importa.

La Tarahumara y los pueblos que no figuraban en los mapas

La Sierra Tarahumara fue testigo de una visita sin precedentes. Por primera vez, una jefa de Estado pisó esas tierras. Y no llegó con discursos vacíos. Llegó con títulos de tierra, electrificación, caminos artesanales, becas y brigadas médicas.

Lo más importante, sin embargo, no fueron los anuncios, sino el cambio de modelo: por primera vez, los recursos llegarán directo a los pueblos indígenas, sin intermediarios, administrados por ellos mismos. Democracia comunitaria en su forma más pura.

Baja California Sur: agua, transporte y vivienda

En una región desértica, hablar de agua es hablar de vida. Y el plan federal para BCS se siente como un golpe de timón: rehabilitación de plantas, nuevas presas, sectorización, combate al huachicoleo del agua.

Pero también hay vialidades, transporte metropolitano en La Paz, vivienda digna para trabajadores del turismo. Aquí el discurso se aterriza en obra. Y la presidenta repite el mantra que puede convertirse en su sello: "No subimos impuestos, no endeudamos al país. Gobernamos con honestidad".

Reforma Judicial: el hueso más duro de roer

Sheinbaum sabe que la batalla judicial será la más compleja. Pero no le tiembla la voz cuando plantea que el pueblo debe elegir a jueces y ministros. ¿Idealismo? Tal vez. ¿Provocación política? También. Pero sobre todo, es una apuesta.

Porque cuando dice que ya no será la presidenta quien designe a los ministros, sino la ciudadanía, está dejando claro que quiere hacer historia. El problema es que en esa historia hay resistencias feroces, desde adentro y desde afuera.


Esta semana no solo dejó discursos. Dejó hechos. Rescate. Hospitales. Tierra. Agua. Rutas. Becas. Y un mensaje: la Cuarta Transformación no se detiene, pero ahora tiene otro rostro.

Sheinbaum quiere marcar su propio ritmo sin romper la melodía heredada. Y lo está haciendo desde el terreno. Donde duele. Donde esperan. Donde nunca antes había llegado una presidenta.